La plaza Independencia. Esa, afirma César Pelli (1926), el tucumano más universal de todos cuantos podamos imaginar, es la imagen que le viene a la cabeza cuando piensa en su ciudad natal. El creador de obras tan diversas como las Petronas (Kuala Lumpur), el Pacific Design Center (California), el World Financial Center, la Carnegie Hall Tower (New York), la torre de YPF en Buenos Aires y la embajada de los Estados Unidos en Tokio (entre otros muchos clásicos de la arquitectura universal del último medio siglo) volverá esta semana sobre sus pasos de infancia, como invitado especial de LA GACETA, en el marco de los festejos por los 100 años de nuestro diario.
Antes de su llegada a Tucumán, apenas de regreso de París, Pelli respondió a un cuestionario colectivo: nueve tucumanos de las más diversas actividades se sumaron a la propuesta de este diario de acercarle otras tantas preguntas al egresado de la Universidad Nacional de Tucumán (1948), hoy titular del estudio Pelli Clarke Pelli (en New Haven, muy cerca de Manhattan), ex decano de la Facultad de Arquitectura de la Universidad de Yale y acreedor de numerosas distinciones, entre ellas la medalla de Oro del Instituto Americano de Arquitectos, incluida la Medalla de Oro por su trayectoria
- Si Ud. tuviera que elegir un espacio en Tucumán para emplazar una obra suya, ¿qué espacio elegiría?
(Juan Ramazzoti, presidente del Colegio de Arquitectos)
- Sobre la Plaza Independencia. Es la imagen que viene a mi cabeza cuando pienso en Tucumán.
- La arquitectura es una disciplina que involucra como elemento germinal a la imaginación. ¿Se imagina usted un César Pelli que no hubiese sido arquitecto? ¿A qué se habría dedicado?
(Gabriel Varsanyi, fotógrafo)
- No se me ocurre ninguna alternativa al ser arquitecto.
- ¿Cómo se puede volver al Tucumán de oro en el que usted cursó en la Facultad de Arquitectura de la UNT?
(Alfredo Fénik, actor)
- Creo que algunos de los factores que hicieron del Instituto de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad Nacional de Tucumán un lugar excepcionalmente fecundo fueron, su tamaño: éramos unos 60 estudiantes que nos veíamos continuamente con los profesores y podíamos discutir de cualquier cosa. Libertad: al Instituto se le dio gran autonomía para experimentar, contratar profesores, "rearreglar" el currículo, etcétera. Profesores excepcionalmente capaces y de avanzada. El momento: a fines de la Segunda Guerra Mundial todo parecía posible. Se abría un nuevo mundo. La Arquitectura Moderna. Esta era muy nueva, todavía tratando de imponerse y con mucha pujanza. Teníamos una misión en el mundo. Mucho de esto sería imposible recrear. Una nueva edad de oro deberá inventarse a sí misma.
- Sus edificios son una obra de arte singular que dejan una impronta destacable ¿Cómo se imagina la perdurabilidad de los mismos como herencia para las generaciones futuras?
(Marina García Azcárate, arquitecta)
- No sé del futuro. Espero que trate bien a los edificios míos que queden en pie. Muchos ya han caído. Otros no se construyeron.
- ¿Por qué cree usted que en Tucumán no se valora el patrimonio arquitectónico?
(Perla García Fernández, estudiante de Diseño)
- No sabía que no se lo valoraba. Lo siento mucho.
- En nuestra provincia tenemos el legado del arquitecto Eduardo Sacriste ¿Cree usted que son obras que se deben preservar de una manera especial?
(Laura Rosales, revista Dixi)
-Las obras de Sacriste deben ser preservadas porque son buenas, no necesariamente porque son de Sacriste.
- ¿Cómo logra que su obra se articule en contextos tan disímiles y trasmita valores estéticos globales?
(Jorgelina García Azcárate, arqueóloga, historiadora)
- Este es un problema complejo. Yo comenzaría por hacer notar que he evitado un estilo propio. Esto me permite comenzar todo nuevo trabajo libre de prejuicios y abierto a nuevas posibilidades. Entonces diseño para el lugar con sus características físicas, su clima, su cultura, su historia. También diseño para la gente que usará mi edificio. Mis intenciones estéticas se ajustan a todo esto y se enriquecen en el proceso. Sin duda esto requiere un esfuerzo, pero creo que vale la pena.
- ¿Es posible que la arquitectura contribuya al desarrollo sustentable de las comunidades intensificando el uso de materiales, diseños y capacidades locales?
(Carlos Kirschbaum, doctor en Física, Instituto de Luminotecnia y Visión, UNT)
- Sin duda. Pero tenemos que reconocer que, casi siempre, lo más sustentable es no construir.
- Teniendo en cuenta la situación social, económica y ambiental del mundo actual cuáles son los fundamentos para justificar una arquitectura del lujo y el derroche y otra para la pobreza y las carencias?
(Griselda Barale, doctora en Filosofía, docente UNT).
- No hay justificativos que yo valore. Pero sólo construyen lo que pueden. El poder puede ser económico, político, religioso, etc. Y ellos deciden como hacerlo